Escrito a pluma sobre un pétalo. [Diario de Chloe]

El primer paso para conseguir lo que queremos de la vida es decidir lo que queremos.
Con fuerza de voluntad y mis valores, pude, al fin, sobrellevar el shock que me había suponido entender lo que ahora era...

f l a s h b a c k
Me encontré a un lado de la carretera. Lo sabía tras oir los ruidos que hacían los autos al pasar. No sentía el cuerpo. Intenté hacer memoria, recordar lo ocurrido... pero nada venía a mi mente.
Al menos no hasta que levanté el cuerpo.
No me supuso ningún esfuerzo el sentarme. Era una sensación extraña. Sólo tuve que pensar lo que quería hacer y mi cuerpo respondió... pero yo no lo noté. No sentía el viento en la cara, a pesar de que el césped de al rededor mío se inclinaba bajo las fuertes azotadas de éste.
Fue entonces cuando lo noté. El césped de alrededor mío estaba bañado en un líquido rojo oscuro, algo seco ya. Me levanté del suelo, y otros segundos mi mente se quedó en blanco ante la extraña sensación que me provocaba moverme sin sentir la mínima fuerza que hacen normalmente los músculos.
Y noté, al lado mío, echado hacia atrás en el suelo y con una cara de terror increíble, me miraba un hombre, con traje de oficial. Su dedo me señalaba fijamente y estaba completamente boquiabierto. Fruncí el ceño y aparté la vista de él, preguntándome qué diablos le pasaría a ese hombre.
Un ladrido proveniente de atrás mío, agudo e inquietante, me despertó de mi ensoñación. Me giré, preparada para enfrentar al cachorro que estaba detrás. Preparada y todo como estaba... no estaba preparada para nada.
Una persona yacía en el suelo. Estaba bañada en sangre. Vestía un ligero solero blanco, el cual ahora estaba mayormente rojo. Sus piernas y torso formaban figuras jamás imaginables de imitar por un humano, aunque sea el más flexible del planeta. Parte de sus ahora rotos huesos salían a la luz. Lo único que no parecía roto, pero que igualmente no sería de uso nunca jamás, era su rostro. El líquido carmesí tampoco tuvo piedad de él y lo bañó, pero su rostro podía verse claramente. Era una niña. Y no sólo eso. Era idéntica a mí.
Porque era yo.
Era algo que no podía negar.
Entonces recordé todo.
Como yo, jugando a un lado de la ruta, como siempre, vi cruzar a un pequeño cachorrito. Un auto negro le tocaba el claxon unos metros más atrás. El cachorro quedó estupefacto y yo, no soportando ver semejante escena, me lancé a salvarlo en un impulso.
Y sí, así sería el final de mi vida.
O al menos eso creí.
Voltée. Al otro lado de la ruta se veía un auto negro, volcado, y fuera de él, a un hombre (probablemente, el conductor) de unos 40 años, herido de gravedad por el choque, pero que aun así miraba hacia mí lado, llorando y sin embargo, con una expresión de sorpresa, cuyos ojos se clavaban fijamente en los míos.
Volví la vista hacia la niña inmóvil del suelo. Luego al cachorro. Y luego... eché a correr.

Otra sensación de ligereza me invadió. Pude notar cómo me era inútil el intentar respirar. Lo inútil que era pisar para correr...
Entonces recordé el viento. Estaba corriendo, mi vestido y cabellos se movían hacia atrás durante la acción. Había viento. La diferencia es que yo no lo sentía.
Pude descubrir entonces otra sensación que en mi vida de humana nunca hubiera imaginado.
Más allá de que no sentía mi cuerpo, pude sentir que tenía consistencia. Algo muy difícil de explicar. Parecía... una pluma. Un pétalo. Algo débil, pero que tiene su lugar en el mundo.
También, sentí un hormigueo dentro de él. Me pregunté si aquello sería como la sangre es para un humano (pues, en mi vida como una nunca me lo puse a pensar). Definitivamente, era algo que fluía dentro de mí.
No estaba muerta.
No podía estarlo.
Algo extraño ocurría, y ya lo averiguaría.
f i n . d e l . f l a s h b a c k



Aunque me parezca que para un fantasma llevar un diario de vida no tiene utilidad...

A quién corresponda:
Pasaron días desde que escapé de la escena de mi "muerte".
Me encontré en las calles de Nueva York, tanto era lo que había corrido.
Pude descubrir más cosas durante el transcurso del tiempo, y percibí más cambios en la atmósfera, como me había sucedido anteriormente con el viento. Por ejemplo, y creo que era algo muy obvio pero necesité comprobarlo, el agua no me mojaba y el fuego no me quemaba, y sin embargo, podía sentirlos, aunque de manera muy extraña como, reitero, me pasó con el viento.
También, comprobé que mi teoría sobre la consistencia (aquella en la que me comparaba con una pluma o un pétalo) no eran ciertas. Pues, en mi huída, me habría estampado varias veces contra una columna o un poste de luz, mas eso no ocurrió, ya que pude transpasarlos. ¿Cómo? Esa pregunta martilla mi mente todos los días.
Saldré a explorar la ciudad, por primera vez, uno de estos días. Quizás hoy mismo. Necesito más respuestas sobre... lo que sea que soy ahora.
Sólo desearía que esto nunca hubiera comenzado...


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FdR: Espero que esto cuente como una entrada de diario. O.o Cualquier cosa, me lo dicen por MP y lo cambiaré. ¡Gracias!